mayo 28, 2007

Cuando se descalabra el alma



Quisiera conocerte como si no te hubiese conocido.

Quisiera entenderte, sin escuchar lo que dices.

Calma la angustia en mi amarillento corazón,

chueco de tanto llorar, perdido en el tiempo.

Mustio, adormecido por las dulces lágrimas,

que resuenan su eco de dolor, marginado por aquello

que solemos llamar amor.


De no esperarte me cansé;

al ver tus tiernas ofensas en espera de mi aguerrida palabra

de muerte súbita.

Escúchame y déjame escuchar ese recuerdo vago, malogrado,

inderezable, nocturno y vespertino del que me hiciste enamorar.


Y que no me bastan las manos, ni las uñas ni la tinta

para decirte que sigo aquí, esperando lo que no debió ser,

esperando mi muerte bajo tus cianurados labios, tu criminal mirada y tu hermosa palabra.
Descalabrándome el alma y aquí estoy, otra vez.