agosto 11, 2007



LA ESCRITORA


Escribo para olvidar, para que las palabras me sequen las lágrimas y que la tinta queme mi corazón.
Un corazón quemado ya no siente cuando te hieren, cuando te golpean hasta el más minúsculo sentimiento y ya no tienes uñas para morder.
Si estás inerte no hay dolor y te secas, te cuarteas como un desierto lleno de dunas, ahí el huracanado viento no corta la sal.

Escribo para exorcizarme. Porque mis letras muerden, despedazan y devoran.
Escribo para ellos que me hicieron lo que soy, una y otra vez yo, la taciturna, la pensativa, la que usa sus manos de almohada para no mojar más el colchón…

Escribo para decirte que aún no te conozco, que te soñé de niña, jugando a bailar sola en mi alcoba contigo y practicaba besos en el espejo y aún escribo para y por ti.

Escribo de felicidad o tristeza, cuando me duele tanto que se resquebraja el pecho y mi escritos ignoran a mi propio corazón.
Esa soy yo, la enamoradiza, que al final del cuento, no se puede enamorar.



Si vivo para sufrir, entonces sufro, pero te arrepentirías si supieras que cada día conmigo seria una locura insaciable, adictiva y con la constante incertidumbre de no saber si estaré por ti mañana…